Jugando con ideas
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¿Es posible cambiar un presente desde su pasado?
Así como hay
muchos futuros posibles de entre los cuales elegimos uno, consciente o
inconscientemente y una vez que lo hemos hecho realidad, andando el tiempo,
entonces lo vivimos como nuestro presente;
así también esos futuros virtuales, pasan a ser pasados no realizados
menos, claro está, uno que es el aquí y ahora personal.
No sé por qué ahora me doy cuenta de que
en el habla cotidiana solemos hablar, valga la redundancia, del abanico de
posibilidades futuras y, por el contrario, de un solo pasado que es el que le
corresponde a un determinado presente cuando en realidad lo correcto sería
hablar de pasados no devenidos en presentes, de oportunidades perdidas.
¿Esto necesariamente tiene que ser así?
Si está claro que hay muchos caminos que nos llevarán a distintos presentes,
naturalmente esos mismos futuros virtuales una vez que los hemos sobrepasado se
convierten automáticamente en un conjunto de pasados. ¿Será que alguna vez
podremos volver a algunos de ellos y retomarlos para procurarnos una variante
de otro presente? Pero antes de eso ¿no deberían pasar por el estadio de
futuro?. A esta altura daría la impresión de que se podría acceder a un
presente llegando tanto desde el futuro como desde el pasado.
La pregunta ahora, relacionada con el
título de esta nota, sería si se puede cambiar concretamente un presente desde
su pasado. Varias disciplinas de la New Age afirman que ello es perfectamente
posible. En Reiki por ejemplo se habla de “curar el pasado”; eso significaría
que el efecto se podría manifestar en nuestro presente actual o futuro. Por su parte la ciencia nos dice que en mundo
cuántico el tiempo puede ir tanto hacia adelante o retroceder hacia atrás en el
pasado. A esta altura surge diríamos una tarea para “llevar a casa” cuyo
objetivo sería la definir exactamente eso que llamamos tiempo.
Lo cierto es que desde la electrónica ya
es rutinario cambiar un presente no deseado modificando su pasado. Todos lo
hemos hecho alguna vez.
Imaginemos que un día apagamos la
computadora y nos vamos de vacaciones y regresamos uno o dos meses después. Nos
volvemos a sentar frente a la “compu” y prendemos el equipo y de pronto
observamos una seria de anormalidades que no tenía cuando la apagamos por
última vez; por ejemplo que el arranque
es lento, que no se puede encontrar un determinado archivo o que se alteró
determinada configuración o que nuestra pantalla cambió de color por su cuenta.
Pues bien, más allá de las acciones
rutinarias de corrección que se pueden utilizar para solucionar cada uno de los
problemas, Window tiene incorporada una herramienta para volver el sistema a la
normalidad a través de la creación de un “punto de restauración” que consiste
básicamente en preguntarnos ¿cuándo fue que todo funcionaba bien? Y si la
respuesta es el día que la usé por última vez antes de irme de vacaciones,
entonces creamos un punto donde insertamos esa fecha que ya pertenece al pasado
y damos clic. Usualmente y casi mágicamente el sistema se realinea con esa
fecha y todo vuelve a funcionar como antiguamente.
¡Hemos vuelto al pasado para solucionar
objetivamente un problema del presente!
Si esto funciona en el mundo cuasi físico de la electrónica aplicada,
con toda seguridad también lo hará en los niveles más sutiles de la mente.
Ricardo
Puerto
Deseado-Santa Cruz-Patagonia Central-mayo 01 de 2014
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