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domingo, 15 de enero de 2012

Jugando con ideas 21


Jugando con ideas 21

Tema: Algunos apuntes sobre el Apocalipsis

         El vocablo proviene de griego apo (quitar) y kaliptein ( esconder) que sería como quitar lo escondido, “quitar el velo” o, directamente, “revelación”. Esto último, en mi parecer, se asemeja mucho a tener una “intuición” respecto de algo, un conocimiento directo que no es conclusión o culminación de un razonamiento lógico. En este sentido cada uno de nosotros muy a menudo solemos tener intuiciones, revelaciones o “apocalipsis” estrictamente personales.

         El acercamiento a la interpretación del apocalipsis básicamente considera tres líneas teóricas:
                   Histórica. Se le considera como la mera descripción de los sucesos y hechos contemporáneos que se desarrollaron en los tiempos del autor
.
                   Recapitulante. Fundamentalmente se refiere a lo acontecido en relación a los primeros tiempos de la Iglesia.

                   Profética. Esta línea de interpretación ve al libro de Juan como un relato profético sobre el fin de los tiempos que, en la práctica, se ha impuesto abrumadoramente sobre las anteriores teorías.

         Acorde con esta última línea Wikipedia conceptúa el término “apocalipsis” como:

Todo tipo de eventos, ideas o conceptos que al menos, en teoría, pudieren asociarse con la idea de aniquilación del género humano, de la vida en la tierra, común y popularmente llamado …”

En nuestra sociedad globalizada este término se utiliza metafóricamente para señalar desgracias o catástrofes generales o locales de gran magnitud como vulcanismo, incendios, terremotos, maremotos y tsunamis, toda clase de lluvias torrenciales, sequías extremas, vientos huracanados o eventos exógenos como el eventual impacto de aerolitos provenientes del espacio exterior a uno de los cuales se le atribuye la extinción de los dinosaurios, o también la lenta subida del nivel del mar a causa de la elevación de la temperatura global y consecuente derretimiento de las grandes masas de  hielos polares, sin descartar, pendularmente, las llamadas edades del hielo donde las masas polares avanzan  hacia el ecuador.

         Algunos de estos eventos pueden ser repentinos; otros hacen sentir sus efectos en cuestión de horas, días, semanas, meses o años, y por último están aquellos que por su lentitud trascienden generaciones antes que sus efectos sean concienciados, aunque la ciencia los pueda predecir como p.e. el efecto del calentamiento o enfriamiento global a largo plazo.
         Por fuera de estos eventos propios de la naturaleza hay otros que son específicos de las especies que habitan el planeta, entre ellas el hombre, que se producen como resultado de la compleja dinámica e interacción entre ellas y el entorno en que viven tales como pestes, epidemias y pandemias, hambrunas generalmente asociadas a grandes sequías además de guerras de toda índole o las bombas atómica lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki para cuyos habitantes fueron verdaderos apocalipsis en el más estricto sentido de la palabra. Para ellos a pesar de ser un evento geográficamente localizado, fue su “fin del mundo”.


         Ahora, generalizando, si nos remontamos a los tiempos míticos las desapariciones catastróficas de Lemuria y la Atlántida fueron hechos que hubieran entrado dentro del mismo concepto profético. Hay asimismo descripciones de grandes cataclismos en las mitologías nórdica, india, china, maya y otras en las cuales siempre está presente el mito del “diluvio universal”.

        Las sociedades antiguas trataron de racionalizar de algún modo estos eventos catastróficos atribuyéndolos a designios superiores o castigo de los dioses por un supuesto malvado comportamiento que ameritaba recibir la furia divina tras la cual sólo algunos sobrevivirían. Sería lo que nosotros llamaríamos ahora “borrón y cuenta nueva”. Esta idea fue sistematizada a lo largo del tiempo por las distintas religiones con el fin último de manipular a las personas.

        Lo cierto es que catástrofes apocalípticas hubo siempre y parece que seguirán. Para el planeta estos eventos naturales a los que de algún modo se suman los seres humanos con sus actividades anti-ecológicas, son simplemente parte de los ciclos de la naturaleza. Porque una cosa son los acontecimientos cíclicos que son parte del devenir del planeta y otra cosa es la interpretación que hace la humanidad de esos eventos principalmente desde la vertiente de las creencias religiosas.

        La sociedad del viejo paradigma ve a la naturaleza y a las demás especies como meros recursos para su prosperidad desentendiéndose del hecho de que ella también está sujeta a los mismos avatares cíclicos y no por fuera de ella como su dueña. Mientras no se supere esta noción apocalíptica de castigo, el diagnóstico lamentablemente será el de “apocalipsis crónico”.

En el nuevo paradigma el ser humano entenderá y aceptará como necesario y normal su eco-comportamiento que vendrá de la mano de comprenderse a sí mismo como ser espiritual.

Ricardo
15 de enero de 2012
www.jugandoconideas-dodecaedroatlante.blogspot.com