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domingo, 1 de abril de 2012


Jugando con ideas  22

Simbolismo del sol en la noción del no-ego

Casi todas las civilizaciones  que fueron surgiendo  en los diferentes espacios geográficos  donde se asentaron  tenían al sol como una deidad dadora de vida entre otras cualidades.  En Sudamérica en la cultura inca  también  tenían  al sol, que en su lengua llamaban Inti, como a su deidad suprema la cual se representaba como una cara de la que surgían 32 rayos 16 rectos y 16 flamígeros. Este símbolo incaico es el que aparece en el centro de algunas de nuestras banderas.
Se suele decir que si uno sabe mirar tanto en la naturaleza como en las creaciones humanas aparecen símbolos  que se prestan a diferentes disquisiciones metafísicas. Así de nuestro Inti podríamos desarrollar también otras significaciones.
 Imaginemos pues que los rayos que salen del sol representan a los egos que además en sus formas rectas y flamígeras podrían ser interpretados como una alusión a la distinción de género. A su vez el punto de contacto de cada rayo con el mundo físico de la 3D sería lo que llamamos ego. El ego en sí no es bueno ni malo; simplemente es una herramienta del espíritu para adentrarse, explorar y adquirir experiencias en este territorio  que es el más denso de todos por su baja frecuencia de vibraciones. Suprimir al ego es negarle  al espíritu toda posibilidad de evolución. De lo que se trata entonces es que el ego no pierda de vista de dónde viene.
Un ego conectado a la Fuente es un ego pacífico, pero cuando éste actúa por si mismo se vuelve egoísta por que cree que los recursos (energías) que necesita para su supervivencia son limitados y necesariamente debe quitárselos a los demás  como si cada ego anduviera solo por el mundo arreglándoselas por su cuenta para sobrevivir; e igual  lógica adoptan cuando actúan como un colectivo, sea un clan una tribu o una nación. Tan es así que por ejemplo en el escudo de un país sudamericano hay una leyenda que dice  “por la razón o por la fuerza”.
Esa es la manera en que actúa un ego  sumergido totalmente en la materia aunque vaya periódicamente a rezarle a su dios para cumplir con una formalidad (por que algo en el fondo le hace ruido); En realidad su meta es la acumulación para la supervivencia de sí mismo y de su grupo de pertenencia.
Ahora, si cada ego se remontara por su respectivo rayo hasta el sol y penetrara en él, se encontraría que no hay un yo superior correlativo que le sea propio sino que se encontraría con un estado de no-ego genérico, es decir, un Yo Superior que es Único y que sólo se diversifica en multitud de ego-herramientas para experimentar el mundo denso.
Mientras yo me piense como ente separado de la Fuente necesariamente estaré en la dualidad y seré dualidad.
El ego consciente de su origen es como una flor que se abre de adentro hacia afuera sabiendo todo el tiempo de dónde viene su savia.
Ricardo
01 de abril de 2012
www.jugandoconideas_dodecaedroatlante.blogspot.com