Jugando con ideas 23
Tema: Las ventajas de nacer como bebé
La
venida de un nuevo ser a este mundo denso debe cumplir con una serie de
requisitos que garanticen que el alma encarnante realice una transición
automática hacia una banda de frecuencias menor que se corresponda con lo que
llamamos el mundo físico.
Este
pasaje de una frecuencia más alta a otra inferior pone en “stand by” la memoria
y recuerdos del alma, tanto con relación al “lugar” donde residía (1) como con
respecto a sus vidas pasadas.
Como
todo explorador que llega a un territorio desconocido y hostil debe ser
asistido por otros experimentados exploradores que le precedieron en el tiempo
y que lo irán asistiendo y guiando hasta que pueda valerse por sus propios
medios.
Esta
verdadera red de resguardo está formada, en
primera línea, por una familia con madre, padre, hermanos, tíos y
abuelos. A este ámbito de contención, se concatenan el entorno físico y social
en el cual el bebé inicia su educación, comenzando por el aprendizaje de los
signos fonéticos del idioma y, más tarde, lo signos gráficos que traducen el
habla en escritura.
Lo
de llegar a este mundo con la mente en blanco cuando menos se justifica en el
aprendizaje del habla en la que el bebé aprende sin preguntas porque aún no
percibe dualidades (sería como una mente zen). La etapa de los “por qué” vendrá
gradualmente a medida que su ego se va formando y el niño adquiere finalmente
plena conciencia de sí mismo (2).
Así
pues, en ese contexto ideal el bebé con su mente en blanco es arropado,
alimentado, curado y educado mientras crece física y psicológicamente pasando
en el interín por los estadios de niño, adolescente y. por fin, adulto listo y
equipado con saberes para actuar en el mundo como un ego autónomo.
Pero
qué pasaría si un alma quisiera saltarse esta etapa de crecimiento físico,
intelectual y emocional que es siempre gradual y decidiera “venir al mundo” al
estilo de Arnold Schwarzenegger en The Terminator cayendo literalmente de la
nada, desnudo, en medio de la calle. Pueden ocurrir varias cosas:
1°)
– Si se cumpliera la ley del olvido (mente en blanco) su cerebro adulto estaría
sin escribirse al igual que el de un bebé recién nacido. En el mejor de los
casos podría ser considerado como una persona con amnesia total sin el don del
habla y carente de símbolos de comunicación. Sería un auténtico zombi
dimensional digno de estudios científicos y huésped permanente de alguna
institución psiquiátrica.
2°)
– Si mantuviera la memoria de su última encarnación por caso de quinientos o
mil años atrás, se encontraría como “sapo de otro pozo” en un mundo que no
comprendería e interactuando con ideas de otras épocas y, muy probablemente
hablando otro idioma o una forma arcaica de nuestro propio idioma. Para
nosotros sería como un auténtico viajero del tiempo.
3°)
– En el mejor de los casos si “nace” con la visión y pleno conocimiento de
nuestra historia: aún así tendría el inconveniente de no poder dar cuenta de
procedencia geográfica y genealogía aunque la podría inventar para finalmente
mimetizarse en la sociedad. Lo que nunca podría hacer es decir la verdad sobre
su origen atípico a riesgo de que se lo tome por fantasioso o delirante. Sería
un habitante sin lazos previos con nadie, más allá de los que él pudiera ir
creando, por ejemplo formando su propia familia. Pero, en el fondo, deberá
guardar su gran secreto como si fuera un auténtico extraterrestre.
Ante todos estos inconvenientes lo mejor
es nacer como bebé.
(1) La transferencia plena del alma al cuerpo físico
es gradual según el bebé se va formando en el seno materno.
(2) Douglas R. Hofstadter en Yo soy un extraño
bucle dice que
“…la formación
de la identidad humana no es tan
automática genéticamente predeterminada. Para
bien o para
mal, los humanos venimos al mundo
sólo con
pequeños indicios de aquello en lo que se
convertirán
nuestros sistemas perceptuales a medi-
da que
interaccionemos con ese mundo a lo largo
de décadas… “
Hofstadter grafica
la formación de un “yo” con un punto del
cual parte una línea en flecha que va describiendo una curva en bucle
que termina apun-
tando al
propio punto de origen con el significado de
que por fin el pensador se piensa a si mismo.
...”ese primer
y diminuto destello de autorrepresen-
tación fue el
germen de la conciencia y el “yo”; pe-
ro constituye
aún un gran misterio.”
(3)
Según algunos
creen, con el devenir de la humanidad sería posible que, antes de la
concepción, los futuros padres podrán contactarse con las almas que quieren
rencarnarse para conocer por anticipado el plan de experiencias que cada una ha
preparado para vivir en su nuevo reingreso
en el mundo físico; de ese modo
sería posible que los futuros padres puedan evaluar si ellos son los canales mas
adecuados para que ese plan se cumplan lo mejor posible. Recién entonces una de esas almas podrá convertirse en “su bebé”.
Ricardo
20 de mayo de 2012
www.jugandoconideas_dodecaedroatlante.blogspot.com