Jugando con ideas 22
Simbolismo del sol en la
noción del no-ego
Casi todas las civilizaciones que fueron surgiendo en los diferentes espacios geográficos donde se asentaron tenían al sol como una deidad dadora de vida
entre otras cualidades. En Sudamérica en
la cultura inca también tenían
al sol, que en su lengua llamaban Inti, como a su deidad suprema la cual
se representaba como una cara de la que surgían 32 rayos 16 rectos y 16
flamígeros. Este símbolo incaico es el que aparece en el centro de algunas de
nuestras banderas.
Se suele decir que si uno sabe mirar tanto en la naturaleza como
en las creaciones humanas aparecen símbolos
que se prestan a diferentes disquisiciones metafísicas. Así de nuestro
Inti podríamos desarrollar también otras significaciones.
Imaginemos pues que los
rayos que salen del sol representan a los egos que además en sus formas rectas
y flamígeras podrían ser interpretados como una alusión a la distinción de
género. A su vez el punto de contacto de cada rayo con el mundo físico de la 3D
sería lo que llamamos ego. El ego en sí no es bueno ni malo; simplemente es una
herramienta del espíritu para adentrarse, explorar y adquirir experiencias en este
territorio que es el más denso de todos
por su baja frecuencia de vibraciones. Suprimir al ego es negarle al espíritu toda posibilidad de evolución. De
lo que se trata entonces es que el ego no pierda de vista de dónde viene.
Un ego conectado a la Fuente es un ego pacífico, pero cuando éste
actúa por si mismo se vuelve egoísta por que cree que los recursos (energías)
que necesita para su supervivencia son limitados y necesariamente debe
quitárselos a los demás como si cada ego
anduviera solo por el mundo arreglándoselas por su cuenta para sobrevivir; e
igual lógica adoptan cuando actúan como
un colectivo, sea un clan una tribu o una nación. Tan es así que por ejemplo en
el escudo de un país sudamericano hay una leyenda que dice “por la razón o por la fuerza”.
Esa es la manera en que actúa un ego sumergido totalmente en la materia aunque vaya
periódicamente a rezarle a su dios para cumplir con una formalidad (por que
algo en el fondo le hace ruido); En realidad su meta es la acumulación para la
supervivencia de sí mismo y de su grupo de pertenencia.
Ahora, si cada ego se remontara por su respectivo rayo hasta el
sol y penetrara en él, se encontraría que no hay un yo superior correlativo que
le sea propio sino que se encontraría con un estado de no-ego genérico, es
decir, un Yo Superior que es Único y que sólo se diversifica en multitud de ego-herramientas
para experimentar el mundo denso.
Mientras yo me piense como ente separado de la Fuente
necesariamente estaré en la dualidad y seré dualidad.
El ego consciente de su origen es como una flor que se abre de
adentro hacia afuera sabiendo todo el tiempo de dónde viene su savia.
Ricardo
01 de abril de
2012
www.jugandoconideas_dodecaedroatlante.blogspot.com
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